El ataque de Irán a Israel sacó al barril del letargo, pero por ahora el alza es moderada. Un aumento relevante aceitaría la caja del gobierno.
Víctor Salmerón
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Los misiles iraníes sobre el cielo de Israel acabaron con la pasividad de los precios del petróleo. El temor es que Israel responda y comprometa los barriles que Irán vende a diario, o más grave, que la guerra involucre nuevas zonas del Medio Oriente, la región que produce un tercio del crudo que consume el planeta.
El incremento de los precios, de ser alto y sostenido, tendría un impacto significativo en el ingreso de la administración de Nicolás Maduro, urgida de petrodólares para aliviar la inercia de una economía enana, encapsulada en pocos sectores y con alta exclusión.
El precio del Brent, la principal referencia, experimentó el mayor aumento semanal desde enero de 2023 y alcanzó 78 dólares por barril acumulando un alza de 8%. Si bien es un movimiento importante se trata de una reacción moderada que refleja las distintas fuerzas que influyen en el mercado.
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Un factor relevante es que los países miembros de la OPEP+ podrían aumentar la producción en poco tiempo y compensar una eventual merma de la oferta de Irán, si consideran apropiado este movimiento en medio del conflicto.
Irán produce cuatro millones de barriles diarios y exporta 1,7 millones. La consultora Rystad Energy explicó en un reporte que la OPEP+ tiene capacidad para aumentar la producción, con relativa rapidez, en cinco millones de barriles diarios.
Pero no hay certeza. Rebecca Babin, analista de CIBC Private Wealth, recordó en entrevista con NPR que cuando Rusia invadió a Ucrania el grupo mantuvo la producción bajo estricto control a pesar de la disparada en el precio del barril; no obstante, no descarta que en esta oportunidad opte por elevar la oferta.
“¿Sabemos si lo harán? No”, dijo Babin, pero la incertidumbre ha ayudado a que los precios del barril no escalen con mayor rapidez.
Prácticamente la totalidad de los barriles que exporta Irán se canalizan a través de la terminal marítima de la isla de Jark, en el golfo Pérsico. Si Israel ataca este puerto Irán tendría severas dificultades para mantener el suministro.
Daan Struyven, codirector de investigación de materias primas de Goldman Sachs, señaló en entrevista con CNBC que una caída sostenida de un millón de barriles diarios en la producción de Irán, sin que la OPEP+ aumente la oferta, impulsaría el precio del barril en un máximo de 20 dólares el próximo año.
Israel podría optar por un ataque a instalaciones petroleras menos estratégicas como la refinería de Abadán, que representa 17% de la capacidad de refinación de Irán, de acuerdo con un informe de la consultora Kpler.
En este caso el impacto sobre el precio del petróleo sería menor al de un ataque a la isla de Jark e incluso, podría haber un aumento de la oferta de crudo porque Irán tendría más barriles para colocar en el mercado.
Debilidad en China
En septiembre el precio del petróleo tendió a la baja ante señales de debilidad en China, la segunda economía del planeta.
La crisis del sector inmobiliario impactó el consumo y las proyecciones de entidades financieras sostienen que este año el PIB crecerá por debajo de la meta oficial de 5%, en un entorno en el que sigue presente el temor a la deflación.
Las autoridades chinas han puesto en marcha un plan con medidas para oxigenar el consumo, lubricar las ruedas del mercado financiero y sobre todo mejorar la situación del mercado inmobiliario, pero está por verse si los estímulos serán suficientes y si tendrán un efecto positivo en el consumo de petróleo.
Operadores advierten que en caso de que el conflicto en el Medio Oriente no escale, el precio del petróleo perdería el premium ganado esta semana. Tamas Varga, analista de PVM, dijo a CNBC que en este escenario los fundamentos volverán a ser determinantes y “son cualquier cosa menos alentadores”.
Tres dígitos
No es descartable que el conflicto se extienda. Por ejemplo, Irán podría incentivar a sus aliados como los rebeldes Houthi de Yemen, a que intensifiquen los ataques contra los buques petroleros en el Mar Rojo e incluso a que atenten contra yacimientos o refinerías sauditas como sucedió en 2019.
El escenario más radical es que Irán cierre el estrecho de Ormuz. A través de esta vía marítima ubicada entre Irán y Omán transita diariamente uno de cada cinco barriles de petróleo que consume el planeta, de acuerdo con Marine Traffic un promedio de 2 mil 500 buques navegan el estrecho cada mes.
Depetróleo
De producirse el cierre los analistas de Citi consideran que el precio del Brent superaría el máximo histórico de 147 dólares el barril alcanzado en 2008, pero un factor a considerar es que el impacto sobre Estados Unidos, aliado de Israel, no sería como en el pasado.
Gracias a la fracturación hidráulica (fracking) Estados Unidos se ha convertido en el principal productor de petróleo del mundo y por tanto depende menos del crudo del Medio Oriente. El cierre del estrecho de Ormuz, explican operadores, golpearía con más fuerza a China, el principal cliente de Irán.
Más ingresos
Si se concreta un aumento importante y sostenido de los precios del barril, crecerá el flujo de petrodólares para la administración de Nicolás Maduro.
Tamara Herrera, directora de Síntesis Financiera, explica que “cada diez dólares de aumento en el precio promedio anual pueden significar un aumento de 2 mil 600 millones de dólares adicionales en el total de las exportaciones petroleras”.
“De este incremento 1.600 millones de dólares correspondería a la producción de petróleo que está bajo licencias y se coloca a precios de mercado y el resto correspondería a la producción que vende Pdvsa sin licencias y a descuento, pero que el aumento del precio le reportaría ingresos adicionales”, dice Tamara Herrera.
En 2018 Nicolás Maduro se reeligió por primera vez mediante unos comicios no reconocidos por la Unión Europea, la mayoría de los gobiernos de América Latina y Estados Unidos, que además aplicó sanciones.
Estas sanciones limitan las inversiones de empresas extranjeras en el área petrolera, pero en noviembre de 2022 Estados Unidos permitió a Chevron producir y exportar petróleo desde Venezuela con la licencia 41. En mayo de este año emitió licencias similares a empresas como Repsol, ENI y Maurel & Prom.
Gracias a Chevron, principalmente, la producción creció desde un promedio de 684 mil barriles diarios en 2022 a 874 mil barriles diarios en agosto de este año, pero sigue siendo menos de un tercio de lo que producía el país en 1998 cuando el chavismo llegó al poder.
En teoría la licencia otorgada a Chevron no permite que cancele impuestos y regalías al gobierno de Nicolás Maduro, pero estos pagos los realiza la empresa mixta en la que Chevron está asociada con Pdvsa.
José Ignacio Hernández, abogado experto en el tema petrolero, explica que “las empresas mixtas no se rigen por la licencia. Con base en esa laguna regulatoria es que las empresas mixtas pagan (al menos) la regalía y el impuesto de extracción”.
Agrega que en la práctica “quien produce y vende es Chevron y paga al gobierno en nombre de las empresas mixtas. Luego, a mayor precio del petróleo mayor ingreso”.
Al igual que en 2018 una larga lista de países no reconoció como legítima la elección presidencial del pasado 28 de julio en la que Nicolás Maduro se reeligió por segunda oportunidad.
La consecuencia es que sigue cerrada la puerta del crédito de los multilaterales y el financiamiento internacional. El no reconocimiento de Maduro implica que el país no tiene acceso a los Derechos Especiales de Giro en el Fondo Monetario Internacional y al oro depositado en el Banco de Inglaterra.
La consecuencia es que el Banco Central solo dispone de reservas líquidas por el orden de 1.200 millones de dólares y 2.100 millones por el oro que tiene en sus bóvedas, una cantidad históricamente baja.
El aumento de los precios del petróleo, dependiendo de la magnitud, aumentaría el margen de maniobra.
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