Todo apunta a que la producción de petróleo no responderá como espera el nuevo presidente de Estados Unidos. La no renovación de las licencias a empresas como Chevron impactaría con fuerza el ingreso del régimen de Nicolás Maduro.
Víctor Salmerón

Freepick
Como un ajedrecista que planea jugadas sin pensar en el oponente, Donald Trump espera que un aumento en la oferta de la OPEP, junto a un alza en la producción de Estados Unidos provoque una caída en los precios del petróleo. Esta estrategia, según Trump, debilitaría a Rusia y la obligaría a negociar la paz con Ucrania, además reduciría las tasas de interés. Por si fuera poco, podría añadirse que también impactaría la caja de Nicolás Maduro. Pero los otros también juegan.
“Voy a pedir Arabia Saudí y a la OPEP que bajen el precio del petróleo. Tienen que reducirlo, lo cual, francamente, me sorprende que no lo hicieran antes de las elecciones. No demostraron mucho cariño. Me sorprendió un poco eso”, dijo Trump durante un discurso en video en el Foro Económico de Davos.
Agregó que “ahora mismo el precio es lo suficientemente alto como para que esa guerra continúe. Hay que reducir el precio del petróleo para poner fin a esa guerra. Deberían haberlo hecho hace mucho tiempo. En realidad, son muy responsables, hasta cierto punto, de lo que está sucediendo”.
Un barril más barato disminuiría el costo del combustible y ayudaría a desacelerar el alza de los precios, por lo tanto la Reserva Federal, según Trump se vería forzada a bajar las tasas de interés con lo que cumpliría su promesa de aliviar la carga financiera de los hogares estadounidenses.
“Con la caída de los precios del petróleo exigiré que las tasas de interés bajen inmediatamente y de la misma manera deberían bajar en todo el mundo”, sostuvo el presidente de Estados Unidos, dejando en claro que la lucha por el precio del barril es fundamental en su agenda.
El recorte de la OPEP
En medio de la vacilante demanda de petróleo en China, cuya economía crece pero a tasas más modestas y el aumento de la oferta en países como Brasil, la OPEP y sus aliados han retirado del mercado 5,8 millones de barriles diarios y contemplan devolverlos lentamente en pequeñas alzas a partir de abril de este año.
El precio del Brent, el principal marcador, se ubica en 78 dólares el barril y las proyecciones son conservadoras; por ejemplo Goldman Sachs espera un promedio para este año de 76 dólares y JP Morgan de 73 dólares, niveles que para la mayoría de los miembros de la OPEP+ se traducen en problemas para cubrir el presupuesto.
En este entorno no existen grandes incentivos para aumentar la oferta y provocar una disminución de los precios. Helima Croft, jefa de estrategia de materias primas de RBC Capital Markets, dijo a Bloomberg que “la OPEP+ aparentemente no tiene apetito para poner barriles adicionales en el mercado”.
Otro elemento a tomar en cuenta es que el 10 de enero, pocos días antes de abandonar la Casa Blanca, Joe Biden anunció nuevas sanciones contra el sector petrolero de Rusia en un intento por comprometer sus posibilidades de cubrir el costo de la guerra en Ucrania.
Las sanciones golpean a dos de las principales empresas rusas, Gazprom Neft y Surgutneftegas, así como 183 buques que exportan el crudo de Moscú. Analistas consideran que esta medida podría comprometer la permanencia en el mercado de 1,7 millones de barriles diarios, algo que no ayudaría a un descenso en el precio del barril.
Trump ha amenazado con endurecer las sanciones a menos de que Putin muestre voluntad de negociar y no se descartan medidas más duras para restringir las exportaciones de Irán a fin de forzarlo a desistir de tener armas atómicas, pasos que disminuirían en mayor medida la cantidad de barriles en el mercado.
Liberar la energía americana
Donald Trump quiere propiciar un aumento en la producción de petróleo de Estados Unidos para reforzar la estrategia que busca reducir los precios del barril; no obstante, el lema de su campaña electoral, drill, baby drill, no luce sencillo.
Los productores ya han taladrado en abundancia. En 2024 Estados Unidos tuvo una producción promedio de 13,2 millones de barriles diarios, es decir, dos veces y media lo que producía en 2008.
Argus proyecta que este año la industria agregará alrededor de 270 mil barriles diarios y no parece haber condiciones para un mayor aumento. El primer elemento a tomar en cuenta, explican analistas, es que las mejores áreas de extracción ya han sido explotadas.
Trump, permitirá perforaciones en zonas que han estado restringidas por causas ambientales, pero el desarrollo de los proyectos será a mediano y largo plazo, no ocurrirá de inmediato.
Pero el punto más relevante es que paradójicamente los bajos precios del petróleo influyen de manera determinante en el bombeo de petróleo. La encuesta del Banco de la Reserva Federal de Kansas City indica que los productores necesitan un precio promedio del WTI de 65 dólares para mantener la rentabilidad y de 89 dólares para embarcarse en un aumento sustancial de la producción.
Wil VanLoh, director de Quantum Energy Partners, uno de los grandes inversionistas en el petróleo de esquisto afirmó que "Wall Street decidirá y no tienen una agenda política. Tienen una agenda financiera”.
Las sanciones a Venezuela
El petróleo es la principal fuente de divisas de Venezuela. Si el precio promedio del Brent se mantiene en 74 dólares este año, Síntesis Financiera proyecta que las exportaciones aportarán unos 17 mil millones de dólares.
Si bien la posibilidad de que Donald Trump propicie una baja en el precio del barril luce difícil, el presidente de Estados Unidos tiene en sus manos la posibilidad de revocar las licencias a Chevron, Repsol y Maurel & Prom que en conjunto están produciendo unos 250 mil barriles diarios, 29% de la producción total de Venezuela que al cierre de noviembre se ubicó en 876 mil barriles diarios.
Si se les revocara la licencia que les permite producir petróleo en Venezuela lo más probable, señalan expertos, es que la producción comience a declinar paulatinamente.
Además habría un impacto considerable en la caja del Gobierno porque Pdvsa tendría que vender los barriles con un descuento importante para evadir las sanciones. Ecoanalítica señala que “hemos estimado que la pérdida de las licencias para estas empresas implicaría una caída en los ingresos estimados de 2025 de más de 2.700 millones de dólares sólo por los descuentos en los precios de nuestro crudo”.
Agrega que esta cantidad sería equivalente a “más de cinco meses de intervención cambiaria” tomando en cuenta el promedio del año pasado.
Una reducción de la oferta de dólares en esta magnitud agravaría la devaluación de la moneda e impactaría en la inflación.
Washington tendría que renovar la licencia en abril de este año y el gobierno de Donald Trump aun no da señales definitivas: “Probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela. No lo necesitamos” dijo el nuevo presidente de Estados Unidos el pasado 21 de enero.
Gerentesisve@gmail.com
X: @gerentesis
X: @vsalmeron