Un excelente liderazgo no va a neutralizar una mala planificación, una pésima organización o un control deficiente.
Daniel Cadenas
Desde hace un buen tiempo, especialistas desde los campos de la psicología y la filosofía han venido advirtiendo sobre el lado oscuro de la literatura de autoayuda. En particular han señalado la peligrosa tendencia hacia la “positividad toxica”, típica de estos enfoques heterodoxos para la superación personal.
La positividad tóxica es una mentalidad que promueve la idea de que siempre debemos ser positivos y felices, incluso cuando enfrentamos situaciones difíciles o desafiantes.
Este tipo de pensamiento puede ser especialmente común en la autoayuda y en la industria del bienestar, donde se promueve la idea de que si simplemente pensamos positivamente, podemos superar cualquier obstáculo o problema en nuestras vidas.
“Piensa en lo bueno y se te dará”, “Todo lo puedes”, “Si lo sueñas, puedes lograrlo”, “Sal de tu zona de confort”, “Aprende a ser resiliente.” Esta es solo una pequeña selección de frases hechas, típicas de la industria de la positividad y la felicidad.
Desafortunadamente la autoayuda y su positividad toxica se extendieron desde la superación personal hacia la teoría y práctica de la gerencia de empresas. No es extraño escuchar a gerentes de diferentes niveles hablar de “resiliencia empresarial”, “sectores resilientes”, “salir de la zona de confort empresarial” y un largo etcétera de frases hechas en la tradición de la autoayuda.
Podría afirmarse que existe toda una nueva cultura de liderazgo y comunicación gerencial, basada en este enfoque. ¿Cuál es el papel o rol de la gerencia según la teoría y práctica de la gestión moderna de empresas? ¿Cuáles son las funciones del proceso gerencial según se enseña en las escuelas de negocios y en los manuales sobre el tema? ¿Qué vinculaciones existen entre la autoayuda gerencial y el proceso gerencial? ¿Son excluyentes o pueden complementarse?
El rol de la gerencia
Cada organización tiene unos propósitos a alcanzar y el rol de los gerentes es guiarla hacia la consecución de esos objetivos. Los gerentes son responsables de combinar y utilizar los recursos de manera efectiva para garantizar que se logren los objetivos establecidos. Para lograr esto, los gerentes asignan tareas y actividades a los miembros de la organización.
Si estas tareas están diseñadas de manera efectiva, la producción de cada miembro contribuirá al logro de los objetivos. La gerencia debe fomentar la actividad individual que conduzca al logro de los objetivos y desalentar las que crean obstáculos.
Según se desprende de los manuales modernos sobre gestión empresarial, la gerencia es un proceso o serie de actividades relacionadas que se ejecutan continuamente para alcanzar los objetivos o metas de una organización.
El proceso
Para entender cómo se ha venido insertando la autoayuda gerencial es importante comprender que el proceso gerencial tiene cuatro actividades fundamentales:
Planificación: Implica establecer objetivos y metas, identificar las acciones necesarias para alcanzarlos y crear un plan de acción
Organización: Implica establecer una estructura organizacional adecuada, definir roles y responsabilidades y asignar recursos para llevar a cabo las actividades planificadas.
Dirección: Implica liderar, motivar y dirigir a los miembros de la organización para que trabajen juntos de manera efectiva y alcancen los objetivos establecidos.
Control: Implica monitorear y evaluar el desempeño de la organización y hacer ajustes según sea necesario para garantizar que se alcancen los objetivos. Esto puede incluir el establecimiento de estándares de desempeño, la medición del progreso y la implementación de medidas correctivas si es necesario.
El virus
Una vez entendido el rol de la gerencia y las actividades del proceso, es relativamente sencillo comprender o deducir por dónde ha penetrado el virus o parásito de la autoayuda gerencial dentro del cuerpo de la gestión empresarial.
Es a través de la actividad o función de dirección o liderazgo como se ha incrustado ese conjunto de frases hechas, hábitos y prácticas gerenciales heterodoxas hacia el cuerpo gerencial de las empresas.
Esto se ha traducido en una hipertrofia (al menos discursiva) de la gerencia como liderazgo y del gerente como líder (que sin duda alguna lo debe ser), en detrimento de las otras tres actividades, que son tan importantes como esta.
Nótese que de las cuatro actividades básicas del proceso gerencial, tres de ellas (planificación, organización y control) son actividades que dependen de habilidades y destrezas técnicas o duras. Solo la labor de dirección o liderazgo es la que está signada, más que nada, por habilidades blandas.
Además de las habilidades técnicas necesarias para realizar su trabajo específico, un gerente también debe poseer una serie de habilidades blandas o habilidades sociales para liderar y comunicar de manera efectiva a su equipo. Algunas de estas habilidades blandas incluyen:
Comunicación efectiva: Un gerente debe ser capaz de comunicarse de manera clara y efectiva con su equipo, tanto de forma verbal como escrita, para transmitir información, instrucciones y retroalimentación de manera efectiva.
Habilidad para motivar: Un gerente debe ser capaz de motivar e inspirar a su equipo, fomentando un ambiente de trabajo positivo y productivo.
Habilidad para trabajar en equipo: Un gerente debe ser capaz de trabajar en equipo y colaborar con otros líderes y miembros del equipo para lograr los objetivos de la organización.
Resolución de conflictos: Un gerente debe ser capaz de resolver conflictos de manera efectiva y equilibrada, identificando las causas subyacentes del conflicto y proponiendo soluciones constructivas.
Inteligencia emocional: Un gerente debe ser capaz de entender y gestionar sus propias emociones y las emociones de los demás, cultivando habilidades como la empatía y la comprensión.
No obstante, la posesión de estas habilidades blandas no otorga poderes mágicos al gerente. Estas deben estar en balance correcto con las otras tres actividades del proceso gerencial, las cuales requieren del dominio de destrezas duras. Un excelente liderazgo no va a neutralizar una mala planificación, una pésima organización o un control deficiente.
Diferencias y complementos
Es posible que algunos aspectos de la teoría moderna de la gestión de empresas y el enfoque de autoayuda gerencial puedan ser conciliados y utilizados juntos de manera efectiva. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos dos enfoques tienen diferencias fundamentales.
La teoría moderna de la gestión de empresas se basa en la investigación y la experiencia práctica y busca establecer estrategias efectivas para que las organizaciones alcancen sus objetivos. Es un enfoque riguroso basado en datos que se centra en la aplicación de conceptos y técnicas de gestión.
Por otro lado, el enfoque de autoayuda gerencial se basa en la idea de que los individuos pueden mejorar sus habilidades de gestión a través de la lectura de libros y la aplicación de técnicas y estrategias simplificadas. A menudo se enfoca en la motivación y la superación de obstáculos personales para lograr el éxito.
Mientras que la teoría moderna de la gestión de empresas se enfoca en la eficiencia y efectividad de la organización en su conjunto, la autoayuda gerencial se centra en el desarrollo personal. Por lo tanto, puede ser difícil conciliar completamente estos dos enfoques.
Dicho esto, algunos aspectos de la autoayuda gerencial, como la motivación personal y el desarrollo de habilidades de liderazgo pueden ser útiles junto con la teoría moderna de la gestión de empresas. Es importante mantener un enfoque equilibrado basado en la evidencia y utilizar técnicas y estrategias respaldadas por la investigación y la experiencia práctica.
Mensaje final
Todas las actividades básicas del proceso gerencial son igualmente importantes. Es un error hipertrofiar la función de dirección o liderazgo por encima de las demás. Por ejemplo: una gerencia que planifica mal pero que lidera bien, comunica ese plan defectuoso, dirige sus recursos hacia ese plan deficiente y va directo al fracaso.
Si bien los gerentes deben soñar en grande y ser optimistas, es esencial que también planifiquen para el fracaso o para el peor escenario. Planificar para el fracaso no te vuelve negativo o paranoico. Te hace inteligente.
Hay una gran diferencia entre prepararse para el fracaso y pensar que vas a fracasar. Esto último es muy desalentador y frena el crecimiento. El optimismo toxico típico del enfoque de autoayuda gerencial desconecta de la realidad a la gerencia como proceso y al gerente como su gestor.
El optimismo es un estado mental muy inspirador y útil, pero llevado al extremo puede ser muy tóxico para el proceso gerencial, los colaboradores de la empresa, los socios y el negocio.
Daniel Cadenas es economista y consultor. Director de Oikos Research.